viernes, 14 de noviembre de 2008

Rojo homenaje

Pensando que estaba solo, tú, me acompañaste a salir de aquí, a hacer mi largo camino, a buscar la cara del amor, a seguir tus pasos y a salir de mi mente. Fuiste maestro de la guerra y soldado del amor que, fuera de control, halló su anterior cara. Y es que nunca hemos sido chicos católicos que sólo busquen ayudar a una señora mayor detrás del mostrador en una ciudad pequeña; aunque tampoco hombres muertos andando en busca de una medalla de platino en las olimpiadas por luchar contra los años 70. Y es que creo, amigo mío, que sólo queríamos encontrar un último beso y pintarlo de negro, rojo y amarillo.

No hay comentarios: