viernes, 14 de noviembre de 2008

La novia cadáver

Hay veces en la vida (y en el cine) en las que "una melodía" vale más que mil palabras. Tim Burton sabe mucho del tema y quizás por eso le guste mimar tanto la música en sus obras, y quizás por eso también trabaje con uno de los mejores y más peculiares compositores de la historia del cine: Danny Elfman. Fruto de esta comunión nace la banda sonora de La Novia Cadáver, y dos de las más emocionantes y bellas secuencias que he visto nunca. Por cierto, es justo que os diga que si no habéis visto la película, a parte de estar desperdiciando vuestras vidas, no debéis seguir leyendo...

La primera pieza (que podréis disfrutar al final de este párrafo) es una hermosísima sonata, cuyos primeros compases, cargados de gran sensibilidad e intimismo, devienen en unos grandes acordes realizados con las mismas notas que al inicio pero interpretados con muchísima más fuerza y que finalizarán abruptamente por culpa de Victoria: ¿estarán tratando de decirnos algo estos señores?



La segunda es, simplemente, pura poesía: posee, así mismo, un inicio dolorosamente intimista que esta vez interpreta nuestra amada Novia Cadáver (y a ver quién me dice que no se enamoró de ella). Su melodía es sospechosamente parecida a la de Victor, pero su evolución armónica es mucho más compleja que la anterior. En primer lugar por razones meramente formales ya que termina siendo un dueto de los dos protagonistas. El otro motivo es que ambas melodías al principio sólo "dialogan" entre sí (fijaos cómo una dice algo que la otra le contesta) pero, más tarde, crearán su propia MÚSICA: se complementan, una no tendría sentido sin la otra.


Sólo me queda por decir que "disculpéis mi entusiasmo"...

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