viernes, 14 de noviembre de 2008

El complejo del ángel

por Julio Medem (extracto del texto original)
Somos una especie intrascendente perdida en algún lugar en medio de la inmensidad y la eternidad. Nuestro tamaño y la duración de nuestra vida son absolutamente despreciables para las leyes que rigen el cosmos. La historia de Tierra comienza con una voz que nos habla desde el centro del universo. "La existencia está acompañada de un inestable sonido de fondo llamado angustia, y que sólo soportamos a medias"...
Esta es la voz que sale de la mente de Angel, es el sonido de su angustia, la voz frágil de su existencia a la que él llama su ángel. El protagonista de nuestra historia ha construido un personaje gracias a su excitada imaginación, un alter-ego que ya ha dejado de existir y que le habla a través de su mente desde la inmensidad de "un océano sin luz ni olor".
Angel necesita proyectar parte de su esencia en un ser que no existe, que ya ha muerto, para sentirse menos vulnerable a la muerte y quitar importancia al hecho de morir. Por eso es capaz de contemplarse desde la nada, desde su propia desaparición, y de entablar una comunicación natural, sin angustia, con la inexistencia. Dichos en términos mas reales y útiles dramáticamente, Angel es un loco que se siente medio vivo y medio muerto, mitad hombre y mitad ángel. (...)
"Su ojo tiene que ser solar", como escribió Niestzche de la apariencia apolínea: "Aun cuando esté encolerizado y mire con mal humor, se halla bañado en la solemnidad de la bella apariencia". Pero al mismo tiempo Angel posee el enigma de quien veladamente esconde un sufrimiento. Y un conocimiento: Su alma está embriagada por el espanto de saberse singular, abandonado, perdido y diferente del resto de los hombres. (...)
Su punto de vista es de ida y vuelta, y es comparativo. Va del cosmos a la tierra y viceversa. Por eso da una especial importancia a la calidad de los cielos, ya que representan el espacio intermedio, la orilla templada de ese inmenso océano que nos rodea. De ahí que la tierra, en este caso delimitada por la comarca en la que ejerce su influencia la cochinilla, representa esa pequeña isla de conocimiento y luz en la que vivimos. Tierra existe para dar a conocer este punto de vista de Angel, pero además da sentido al personaje ya que soluciona su trastorno psíquico (esquizofrenia) por medio de un lance sentimental, la elección entre dos mujeres: Angela y Mari. Es decir, su conflicto cósmico, que clínicamente puede definirse como una alteración de la conciencia, con desdoblamiento de la personalidad y cierta desconexión de la realidad, se confundirá en un conflicto amoroso. (...)
En general todos sabemos que el hombre, al sentirse pequeño e indefenso ante la multiplicidad del misterio de la vida, tiende a sobrevalorarse con la transcendencia. Quizás el secreto de vivir consista en aceptar la pequeñez humana, aferrarse a la tierra siendo uno entre la multitud, y disfrutar de la seducción de todas las formas de misterio. Lo contrario es la vanidad. He aquí una razón por la que Tierra contiene una reflexión antimística. La muerte es la nada, así que no hay que perder el tiempo pensando en ella; el universo es excesivamente violento y vasto para nuestro gusto; y el hombre, esa especie que vive a la altura de nuestros ojos, es la luz de todo. Estamos aquí.

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