viernes, 22 de marzo de 2013

Por qué no me gusta el Hobbit (ojo, la película)



No me voy a andar con medias tintas: la película del Hobbit de Peter Jackson no es buena por varias razones que voy a ir enumerando:
En primer lugar, la novela pertenece a un género completamente diferente al del Señor de los Anillos. El Hobbit es, literalmente, un cuento infantil que Tolkien escribió a sus hijos para que se quedaran dormidos, mientras que el Señor de los anillos es pura épica fantástica. Esto hace que los pobres guionistas encargados de realizar la adaptación se las vean y se las deseen para ser fieles a la obra original, sin resultar infantiloides. Desde mi punto de vista, no lo consiguieron.
Por otra parte, a los nombrados responsables del guion, no satisfechos con las anteriormente nombradas impúberes características, se les ocurre ridiculizar a personajes para que ocupen el rol de secundario cómico: se ve que no tenían suficientes enanos. Radagast es el perfecto ejemplo de mi tesis, ese híbrido entre Jack Sparrow (sin gracia) y Jar Jar Binks (que nunca la ha tenido).
La duración no es algo que ayude a la película y es que, desde mi punto de vista, 169 minutazos igual son excesivos para una película de aventuras. Sinceramente, por mucho que se apoye en interesantes fragmentos del Silmarillion, el resultado final deja un aroma marcadamente mercantilista: sobre todo tras ver una y otra vez el uso y abuso de planos aéreos patrocinados por New Zealand Airlines.
Con los efectos especiales me dan una de cal y otra de arena: la persecución de los lobos wargos al trineo de Radagast es sonrojante, pero las capturas faciales para Gollum son (al igual que ocurrió en la trilogía anterior) lo mejor de la película.
Ya que estamos: ¡admitámoslo! Peter Jackson en un mal director: le quitas la trilogía del Señor de los anillos y, si eso, Tu madre se ha comido a mi perro y ¿qué nos queda? ¿Atrápame a eso fantasmas? ¿King Kong? ¿Lovely Bones? Es un tipo con serios problemas con el ritmo, la coherencia interna y que sólo conoce la cámara lenta como recurso dramático.
No obstante, para finalizar, quiero romper una lanza a favor de la película ya que tanto la actuación como los diseños de producción, claves en un film de este género, son sublimes. Si a todo esto le sumamos un espectador receptivo y que sepa perdonar o ignorar las anteriores carencias, esta cinta puede resultar más que apreciable y recomendable aunque, como ya os digo, no es mi caso.



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