domingo, 27 de octubre de 2013

El halcón y la sombra



Definir la novela El halcón y la sombra es una tarea muy difícil y seguro que habrá quien me conteste que temeraria, ya que participa de tanta variedad de subgéneros que estoy seguro de que, diga lo que diga, me voy a quedar corto. Lo que sí que está claro es que es valiente y humana. Lo primero es porque hay que estar muy locamente enamorado de la mitología egipcia para adaptar uno de sus más conmovedores relatos (dejo al lector la sorpresa) al terreno de la ficción histórica: el autor recrea magistralmente y con pluma fácil los acontecimientos que perfectamente pudieron dar lugar a lo que terminó convirtiéndose en el mito; es quizá en esta parte donde más se nota su formación: filólogo hispánico y experto en Arqueología.

Por otra parte, como he comentado anteriormente, es una obra humana ya que consigue que empaticemos por completo con los personajes de la narración: no hay carácter mal construido o desdibujado: todos se muestran coherentes, profundos, congruentes… policromados. No es en absoluto maniquea: si alguien hace algo mal, quizá el lector no haría lo mismo, pero sí que entenderá por qué se llegó a hacerlo.


Finalmente, tras terminar su ágil y satisfactoria lectura, me quedo con los siguientes posos: me siento más valiente, más culto… y más humano.


sábado, 11 de mayo de 2013

Involucrado



Iré al grano: “Involucrado”, de Josué Ramos es una de las más interesantes óperas primas del patrio del presente año. El joven director (y en esta ocasión también actor) nos engancha desde los primeros minutos, con una historia muy humana en la que el espectador, a pesar de saber que el protagonista puede acabar mal, no deja de pensar: “Ya, pero quizá yo hubiera hecho  lo mismo”.
El ritmo es endiablado, lo cual tiene aun más mérito teniendo en cuenta su “estética” de documental: nos creemos la historia y nos “involucramos” en ella; por poner dos ejemplos, en el plano de la escalera somos nosotros quienes intentamos asomarnos más y, en el del baño, los que nos agazapamos esperando no ser vistos. Además, sus ajustados momentos de humor, no sólo no desentonan, sino que también nos hacen soltar tensión para que, literalmente, no nos asfixiemos.
No obstante, todo sería un castillo de naipes frente a un ventilador si no se hubiera cimentado sobre unas actuaciones cautivadoras y extremadamente sinceras: los personajes nos sonríen, nos dan empujones, nos abrazan y, como he dicho anteriormente, nos hacen sus cómplices. Deseo, por el bien del cine español, que volvamos a ver de nuevo a estas caras.
En conclusión, “Involucrado” es una gran historia, con pocos medios económicos, pero con tanta riqueza artística desde todos sus puntos de vista, que es imperdonable perdérsela.

viernes, 22 de marzo de 2013

Por qué no me gusta el Hobbit (ojo, la película)



No me voy a andar con medias tintas: la película del Hobbit de Peter Jackson no es buena por varias razones que voy a ir enumerando:
En primer lugar, la novela pertenece a un género completamente diferente al del Señor de los Anillos. El Hobbit es, literalmente, un cuento infantil que Tolkien escribió a sus hijos para que se quedaran dormidos, mientras que el Señor de los anillos es pura épica fantástica. Esto hace que los pobres guionistas encargados de realizar la adaptación se las vean y se las deseen para ser fieles a la obra original, sin resultar infantiloides. Desde mi punto de vista, no lo consiguieron.
Por otra parte, a los nombrados responsables del guion, no satisfechos con las anteriormente nombradas impúberes características, se les ocurre ridiculizar a personajes para que ocupen el rol de secundario cómico: se ve que no tenían suficientes enanos. Radagast es el perfecto ejemplo de mi tesis, ese híbrido entre Jack Sparrow (sin gracia) y Jar Jar Binks (que nunca la ha tenido).
La duración no es algo que ayude a la película y es que, desde mi punto de vista, 169 minutazos igual son excesivos para una película de aventuras. Sinceramente, por mucho que se apoye en interesantes fragmentos del Silmarillion, el resultado final deja un aroma marcadamente mercantilista: sobre todo tras ver una y otra vez el uso y abuso de planos aéreos patrocinados por New Zealand Airlines.
Con los efectos especiales me dan una de cal y otra de arena: la persecución de los lobos wargos al trineo de Radagast es sonrojante, pero las capturas faciales para Gollum son (al igual que ocurrió en la trilogía anterior) lo mejor de la película.
Ya que estamos: ¡admitámoslo! Peter Jackson en un mal director: le quitas la trilogía del Señor de los anillos y, si eso, Tu madre se ha comido a mi perro y ¿qué nos queda? ¿Atrápame a eso fantasmas? ¿King Kong? ¿Lovely Bones? Es un tipo con serios problemas con el ritmo, la coherencia interna y que sólo conoce la cámara lenta como recurso dramático.
No obstante, para finalizar, quiero romper una lanza a favor de la película ya que tanto la actuación como los diseños de producción, claves en un film de este género, son sublimes. Si a todo esto le sumamos un espectador receptivo y que sepa perdonar o ignorar las anteriores carencias, esta cinta puede resultar más que apreciable y recomendable aunque, como ya os digo, no es mi caso.



jueves, 21 de marzo de 2013

Dueña de mis sueños



Eres dueña de mis sueños
y pululas entre ellos
contagiándolos de ti.

Ya hace tiempo que, enamorados,
se abandonaron a tu esencia
recostándose en tu sonrisa.

Yo creo que es por tu materia:
porque estáis hechos de lo mismo:
tan imposibles sois como quiméricos.

¿O quizá sea porque aun sin conocerte
has sido la mujer que me reclamaban?
En cualquier caso, me da lo mismo,
ya desde siempre me venciste
y sólo quiero ser, para ti, un sueño más.