(Se abre el telón, en escena dos jóvenes romanos andan y charlan frente al Coliseo.)
AULO: Entonces, [parándose] ¿dónde y cuándo quedamos esta tarde?
LUCIO: Mira, [también parándose] ya te lo he dicho, no me apetece ir a ese sitio.
AULO: Pero, ¿por qué no?
LUCIO: ¡Porque no me gusta el espectáculo! [dice «espectáculo» con amarga ironía] Estoy harto de decírtelo…
AULO: Es que, sencillamente, no me lo creo. ¿Vas a ser el único romano al que no le gusten las luchas entre cristianos y leones?
LUCIO: Pues no, ya sabes que lo considero un espectáculo lamentable y cruel y una pérdida de dinero.
AULO: ¿Lamentable y cruel?: Los cristianos [con desdén] no creen en los Dioses y adoran a un pez en sus cavernas. Son como animales y como tal hay que tratarlos. ¡Que se maten entre ellos! Además, a muchos, si logran sobrevivir, se les indulta… Y, sobre lo del dinero: no seas necio. La entrada es gratuita, tenemos de manera vitalicia asientos a la sombra y encima nos dan aperitivos… ¡Si hasta se reparte pan por todo el recinto!
LUCIO: Aulo, has de razonar con más perspectiva. ¿Acaso los cristianos no sufren? ¿Acaso no sangran? ¿No tienen razonamiento?
AULO: [interrumpiéndole] Hay teorías que sugieren que no.
LUCIO: Por favor: estoy intentando hablar en serio. Los cristianos son hombres como nosotros y no merecen un trato tan vejatorio. De hecho ningún ser vivo se lo merece. Si te das cuenta, hasta las pobres fieras a las que estamos varios días sin alimentar para que sean más feroces sufren…
AULO: Si tú lo afirmas…
LUCIO: Pues sí, lo afirmo. Además, ¡menuda falacia es lo del indulto! ¿Cuántos cristianos has visto que hayan sobrevivido?
AULO: Eres un radical y un desagradecido: escupes el plato en el que te dan de comer.
LUCIO: ¡Ah! Es verdad: tu segundo gran razonamiento. Pan y circo, como dijo Juvenal ¿No te das cuenta de que lo hacen para alienarlos, para que no pensamos en que el pan, precisamente, cada día está más caro; de que las ciudades se están desintegrando y de que hay cada vez más pobres y necios?
AULO: Muy bien, pues tú sigue su ejemplo: ya verás como terminas también desterrado…
LUCIO: Pues sí, seguiré su ejemplo y, de hecho, añadiré una última reflexión de mi propia cosecha: no en nuestra generación ni en la siguiente, pero con el tiempo este patético y cruel espectáculo se recordará como lo que realmente es: una barbarie.
(Se miran en silencio y vuelven a andar, pero esta vez cada uno hacia un lado.)
